jueves, 2 de mayo de 2013

Yoga para niños

Los niños aprenden Yoga jugando... les divierte que las posturas tengan nombre de animalitos o de cosas.

El niño, mediante el Yoga, aprende cosas que le van a servir para toda la vida; por ejemplo, a respirar correctamente. Al explicarles, de una manera clara y sencilla, a los niños que respiran por la boca, por qué debe respirarse por la nariz, enseguida corrigen ese mal hábito. 

También aprenden a concentrarse. En la escuela, le exigimos al niño que se concentre, pero no le explicamos qué es concentrarse.

 Aprenden a relajarse y a flexibilizar su cuerpo mediante las posturas, las cuales incluso pueden incorporarse a juegos donde puedan usar su imaginación, su percepción, su mente, de manera que sean capaces de concentrarse y de estar atentos.

La edad para iniciarlos en Yoga es de 6 años. Eso depende de la madurez del niño, pues yo tuve alumnos de 5 años, que se adaptaron muy bien.

Es importante que no aprendan por obligación, sino porque le gusta y porque se sienten bien. Se observa en las clases que, cuando el niño viene obligado, trabaja sin ganas, sin motivación y molesta tratando de llamar la atención. El Yoga es muy beneficioso, pero también tenemos que respetar el libre albedrío del niño. Puede suceder que aún no sea su momento propicio.

Al niño no se le exige que mantenga la postura, sino que trabaje con libertad. Es común que los niños tengan más facilidad para hacer posturas hacia atrás o sea de extensión de columna y que les cueste mucho estirar la parte posterior del cuerpo en las posturas de estiramiento hacia adelante. Les resulta muy difícil estirar los músculos posteriores de las piernas (en especial si tienen mas de 8 años). 

Tenemos que observar los malos hábitos posturales. Por ejemplo, a veces tienen el mal hábito de mirar TV o de leer, acostados sobre un lado, siempre el mismo; esto, con el tiempo, puede causarles escoliosis (desviación de la columna). También es perjudicial que carguen bolsos muy pesados, siempre del mismo hombro.

Con el Yoga podemos corregir problemas posturales, si hay cifosis (que es cuando los hombros están hacia adelante, y la columna parece una joroba) podemos en ese caso practicar posturas hacia atrás o sea de extensión de  columna que la corrijan, como son: la cobra, el arco, la rueda, el camello, el pez; si hay escoliosis o hiperlordosis, se evitarán las posturas mencionadas antes y se insistirá en posturas hacia adelante o sea de estiramiento: la pinza, las torsiones, los estiramientos.

Cuando un niño tiene problemas de carácter, por ejemplo, falta de seguridad, timidez, etc, vamos a trabajar con posturas invertidas, pues dan seguridad y dominio del cuerpo: la vela, parada de cabeza, arado, posturas de equilibrio y también posturas de apertura.
Cuando un niño es muy ansioso, vamos a trabajar con posturas de cierre del cuerpo: el bebé, el osito, la pinza.

Debemos respetar sus tiempos, no exigirles perfección en las posturas ya que sus cuerpos se están formando, sino más bien que vayan jugando con el cuerpo, tratando de sentirlo y de relajarlo.




 Postura de la langosta
 Postura de la cobra real
 La pinza en equilibrio
 Postura del diamante
Postura del  árbol








Postura del pez

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